La NSA vigila tu móvil: ¿Hasta qué punto deberías preocuparte?

La noticia no puede ser más controvertida: NSA y GCHQ no solo pueden acceder ya a tu smartphone, sino que además lo están haciendo legalmente. La alarma se disparó después de que Snowden filtrara un chivatazo de que estas agencias de seguridad espionaje han conseguido vulnerar los sistemas de cifrado de Gemalto, el mayor fabricante del mundo de tarjetas SIM (AT&T, T-Mobile, Verizon y 450 proveedores más en 85 países). Por cierto, por si en España os lo estábais preguntando: Telefónica, Vodafone y Orange también podrían estar afectadas por el hackeo a Gemalto.

¿Deberíamos preocuparnos?

Un día llamas a tu mejor amigo por teléfono y le sueltas la siguiente frase:

Desafortunadamente, la NSA ha detectado palabras clave de mal agüero en la conversación, y por supuesto fuera de un contexto terrorista. Para la agencia de seguridad, esta conversación ya sería un motivo más que suficiente para meter las narices en tu vida y en la de tu amigo.

¿Y cuál es la probabilidad de que eso te pase a ti? Seguramente muy baja. Pero puede pasar… Las personas no deberían tener que preocuparse del excelente trabajo que en teoría hacen estas agencias. Pero a mí por ejemplo me preocupa más «la tiranía de los hombres malos» – como diría Jules Winnfield -, que haberlos los hay en todas partes y más en los arrabales de la política. En los últimos tiempos ha habido más de un agente que se ha extralimitado en sus funciones de vigilancia. Por tanto, como ciudadano de a clic, más que la organización en sí lo que me preocupa es la integridad moral de su ralea.

¿Cuál es el verdadero precio de sacrificar la intimidad para combatir el terrorismo?

Esta es la cuestión. El espionaje es una actividad tan antigua como la Humanidad. ¿Qué os hace pensar que en algún momento de vuestra vida no habéis sido espiados? Lo único que ha cambiado durante los últimos tiempos es el escenario: la tecnología expone nuestra intimidad de una forma que nunca se ha visto antes. Los gobiernos tienen mejores herramientas, ¡eso es todo!

Con las filtraciones de WikiLeaks se han desvelado casos de cyberespionaje que en realidad llevan perpetrándose desde que existe Internet. Simplemente se ha convertido en una realidad más palpable para la sociedad. Las agencias de seguridad nacional ya ni se molestan en desmentirlo. Hoy día, con el motivo – o la excusa – del terrorismo, los gobiernos se sienten moralmente justificados y obligados para atentar contra la intimidad de su pueblo.

Las consecuencias de este espionaje consentido se reflejarán en un futuro de desconfianza en las telecomunicaciones. Por ejemplo, se espera que para 2020 6 billones de dispositivos usarán 3G y 4G, y gracias a Internet de las Cosas (IoT) podríamos estar hablando de 250 billones de dispositivos utilizando tarjetas SIM. Una tecnología tan potente supeditada al control de las manos equivocadas podría degenerar en el escenario más orweniano que cabe imaginar: el Gran Hermano (hasta en las farolas de la calle) como arma de control político. Pero esa es otra historia para las noches de camping alrededor del fuego…

¿Hasta qué punto os preocupa a vosotros la vigilancia de la NSA o de la GCHQ?