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Cuándo dejar de ver el Mundo como un Ingeniero: quien esté libre de optimizar…

Confucio reunió a sus discípulos y les dijo: «Un optimista ve un vaso medio lleno. Un pesimista ve un vaso medio vacío. Un ingeniero ve un vaso demasiado grande«.

Lo cierto es que muchos ingenieros, al igual que ocurre con físicos y matemáticos, perciben la realidad a través de un cristal distinto. Algunos se atreverían a decir que vemos el código fuente de Matrix. Yo opino que no estamos tan locos. Aún…

En realidad pensar como un ingeniero está muy bien si trabajas como tal. Es decir, si tu tarea es resolver problemas constantemente, una mente lógica y ordenada es tu mejor arma. Pero también puede convertirse en…

Un arma de doble filo

¿Alguna vez has intentado abordar un asunto de la vida cotidiana como si fuera un problema de ingeniería? Seguramente te habrás topado con alguna excepción que no has sabido capturar, sobretodo porque el ser humano es, después de todo, un animal bastante irracional.

En realidad, pensar como un ingeniero durante el día a día puede ser bastante útil.

A mí me sorprende la cantidad de chorradas que soy capaz de optimizar en una tarde cualquiera: desde maximizar el área de cada rodaja de salchichón, hasta el ángulo de inclinación de la manguera del surtidor de gasolina. Por no hablar del tratamiento casi algorítmico de algunas tareas rutinarias como hacer la cama o una tortilla.

Pero resulta que hay muchas situaciones en las que ver el mundo como un ingeniero puede llegar a ser bastante disfuncional

Cuándo dejar de pensar como un ingeniero

A veces conviene desactivar el modo lógico. Veamos algunos ejemplos:

Ve al supermercado y compra 2 barras de pan. Y si hay huevos te traes una docena.

Así es como un ingeniero valiente haría «el mandao»:

Sabéis muy bien que es cierto. Ah, y recordad: quien esté libre de optimización que tire la primera calculadora.

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