Tengo que confesaros una cosa: me encantan las persecuciones de carretera. Disfruto como un enano con esas pelis de muscle cars, carreteras polvorientas y maniobras inverosímiles a toda velocidad que tanto furor causaron en los 70. Ayer volví a ver «Death Proof«, ese casposillo – y no por ello falto de genialidad – homenaje que Tarantino hizo a las películas del género. Y entonces me pregunté qué haría yo si me persiguiera un coche con intenciones sospechosas…
Con esa pregunta en mente, he llevado a cabo una pequeña investigación.
Si el persecutor fuera un pirado como Stuntman Mike, ya te podrías dar por muerto; a menos, claro, que tus habilidades al volante estén a la altura de una persecución de ese calibre, con embestidas y todo.
Pero también puede ocurrir la siguiente situación:
Sales del trabajo, te subes a tu carro y arrancas el motor. Mientras sales del aparcamiento, otro auto se pone en marcha: es un Mercedes negro con los cristales tintados. Al principio no le prestas mucha atención, pero después de unos cuantos giros te das cuenta de que el Mercedes sigue detrás. Se mantiene a una distancia prudencial, a una veintena de metros, lo justo para no perderte de vista.
¿Me estarán persiguiendo?
Lo cierto es que ha sido un día largo en la oficina: el teléfono no paraba de sonar y la reunión con el proveedor ha sido un auténtico infierno. La cabeza está a punto de explotarte, y como consecuencia de todo ese cansancio te estás volviendo paranoico… ¿O tal vez no?
Lo mejor será comprobar si de verdad te persiguen. Para ello puedes llevar a cabo los siguientes tests:
Cambio 360º
Haz cuatro giros seguidos a la izquierda o a la derecha a través de algún núcleo urbano. La probabilidad de que otro vehículo haga esa misma maniobra por casualidad (un giro total de 360º) es prácticamente nula.
Y si aún así no estás seguro, haz la siguiente prueba:
On, Off
Dirígete a la autovía o autopista más cercana y conduce durante un trecho. Después toma una rampa de salida al azar y vuelve a incorporarte en el siguiente acceso. De nuevo, la probabilidad de que un conductor realice esta misma maniobra por casualidad es tan baja que deberías descartar la paranoia…
¡Me persiguen! ¿Qué hago ahora?
Lo primero que debes hacer es relajarte, ¡no te dejes dominar por el pánico!
Lo más probable es que se trate de un equipo de vigilancia móvil contratado por alguien. Piensa en quién podría estar interesado en un vulgar contable como tú.
¿Tal vez tu empresa aseguradora está evaluando tu presunta discapacidad?
¿Quizás tu esposa sospecha de un posible romance extramatrimonial?
¿Es posible que estés manipulando el mercado de divisas con dinero falso a través de un portal ruso?
A partir de aquí, las especulaciones la dejamos para la siguiente película de Tarantino. Lo importante es que tienes que tomar una decisión:
Llamar a la policía o jugar al despiste
Ésa es la cuestión. Y la respuesta depende de quién creas que te persigue. Si no tienes la más remota idea y tu conciencia está tranquila, lo mejor es llamar a la policía.
Toma nota de la matrícula y modelo del vehículo, y cuéntales lo que está ocurriendo. Hay dos escenarios probables:
a) Si el equipo de seguimiento pertenece a la policía, seguramente cancelarán la persecución. Si se trata de un control de tráfico de drogas o algo parecido, te pedirán que te detengas en algún sitio para que los agentes te registren.
b) Si se trata de algún acosador o equipo privado, movilizarán una o varias patrullas para protegerte e identificar a tu captor. Ellos te darán instrucciones de hacia dónde debes dirigirte y de las maniobras que debes realizar a partir de ese momento.
¿Cómo burlar al equipo de vigilancia?
Si prefieres quitártelos de encima tú mismo, sin ayuda de la policía, puedes utilizar el siguiente truco:
Primero: Incorpórate a la autopista más cercana y conduce durante unos cuantos kilómetros cambiando el ritmo.
Segundo: Haz una parada en el arcén con las luces de emergencia activadas, simulando que haces una llamada de teléfono o te echas un cigarrillo. Los persecutores no podrán imitar este movimiento sin quedar en evidencia y se verán obligados a pasarte de largo.
El problema de este truco, es que si la investigación es gorda, te podrían estar persiguiendo varios equipos distintos. Para burlar a otros posibles perseguidores repite la operación cuatro o cinco veces. ¡Y cuidado!, porque en la siguiente salida podrían estar esperándote.
Si en este punto sigues sin poder quitártelos de encima, quizás sea el momento de tratar de burlarlos a pie…
Salir «por patas»
Sal de la autopista y dirígete hacia un núcleo urbano. Aparca en algún parking subterráneo y busca una salida hacia una calle comercial, lo más atestada de gente posible. En las zonas muy densas les resultará más difícil perseguirte a pie y mantener contacto visual contigo. Entra y sal de galerías, parques, centros comerciales…
Un poco de shopping
Y ya que estás en un centro comercial, aprovecha para comprarte un conjunto nuevo, gorra incluida. ¡El cambio de look les despistará! Una vez más, vuelve a perderte entre el barullo callejero.
Y ahora es el momento de huir hacia algún lugar seguro:
Usa el transporte público
Si en tu ciudad hay metro/subterráneo (si no haz lo mismo con la red de tranvías o autobuses), introdúcete y da unas cuantas vueltas por los pasadizos hasta alguna de las líneas principales (cuanta más gente haya mejor). Repite una operación similar a la que realizaste en la autopista, bajándote y subiéndote en diferentes paradas y cambiando el sentido, hasta que llegues a algún lugar seguro.
Después de todas estas medidas, es muy probable que hayas despistado con éxito al perseguidor más profesional.
Si queréis ampliar la información y técnicas, os recomiendo este manual que parece escrito para agentes cero-cero-siete: 100 Deadly Skills: The SEAL Operative’s Guide to Eluding Pursuers, Evading Capture and Surviving any dangerous situation.
Como véis, para la mayoría de esos trucos basta con echarle imaginación y con tragarte una cantidad razonable de películas hollywoodenses. ¿Conocéis alguno más?