Siempre están activos, atentos a una posible amenaza. Están ahí para evitar una catástrofe o para paliar sus efectos, en muchas ocasiones, nos pueden salvar la vida.
Hay detectores que nos pueden resultar familiares, como los detectores de humo o los de presencia, pero hay otros más difíciles de reconocer, pero igual de importantes, como un detector de gas.
Un detector de gas es un aparato que detecta la presencia de gas en el aire y que a determinadas concentraciones activa un evento: señales ópticas, auditivas e incluso pueden poner en funcionamiento un sistema que corte automáticamente el flujo de gas.
¿Qué soluciones comerciales podemos encontrar?
Los detectores se pueden clasificar en función del tipo de gas que son capaces de detectar. Tenemos detectores de gas butano, propano, gas natural, amoniaco, dioxido de azufre, ozono, cloro, etc. Incluso multidectores que son capaces de integrar en un mismo dispositivo detectores de varios gases.
Los detectores de gas portátiles gracias a su reducido tamaño nos permiten tener una gran flexibilidad a la hora de utilizarlos. Son idóneos para uso personal y para acceder a espacios cerrados. Su uso es común durante operaciones de mantenimiento para proteger a los trabajadores, en depósitos de basura, vertederos, fábricas, canalizaciones, alcantarillas, en canales de aguas residuales, etc. donde existe el riesgo de que existan gases explosivos.
¿Utilizas sensores de gas? ¿Qué utilidades les das?